Únicamente fuera del rol es posible el encuentro

Desde hace días me ronda por la cabeza la siguiente cita de Zizek:

"Sólo establecemos un verdadero contacto con los habitantes locales cuando ellos nos revelan la distancia que ellos mismos mantienen con el espíritu de sus propias costumbres" (Repetir Lenin).

Bajo mi punto de vista la sentencia está incompleta, cabría añadir la otra mitad: para que se dé este contacto no sólo los otros deben mostrar una distancia hacia sus costumbres, sino también nosotros hacia las nuestras, es decir debemos superar los límites de nuestra cultura y abrazarnos 'fuera'.

Estar en Túnez me ha enseñado que desde los roles culturales, desde el juego de símbolos supraindividuales sólo pueden darse relaciones acartonadas e impersonales, basadas en la tolerancia progre o en el rechazo estulto del racismo, sin que se vea nunca a la persona, sino a una representante de le estereotipo (positivo o negativo) que ya tenemos en la cabeza. La fascinación por el otro o su rechazo total son dos caras de la misma moneda, la moneda de la idealización.

No, el encuentro entre dos seres humanos no es posible desde el rol. Para que los seres humanos se encuentren, se reconozcan como iguales: seres con libre albedrío girando a la deriva al rededor de una pequeña estrella con fecha de caducidad; debe producirse un cuestionamiento crítico de la cultura de cada uno. De alguna forma cada cual tiene que reconocer que 'su cultura' contiene un gran número de elementos opresivos, y tras ese reconocimiento en el que el individuo se distancia del "destino identitario", entonces pueden mirarse y sonreírse mutuamente.

Por eso la censura de lo políticamente correcto es una tragedia, por eso es tan sumamente racista, porque al imponer a los individuos una identidad y un rol (que hay que respetar) imposibilita cualquier materialización de un encuentro real entre iguales.

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